La ignorancia es atrevida
Un año atrás despedía
a mi hermano en el aeropuerto de Cienfuegos, Cuba. La despedida fue violentada cuando
me llamaron desde dentro de la terminal por el altavoz porque en mi equipaje
cargaba con libros. Principalmente libros de marxismo e historia que no quería
dejar atrás. Los ojearon uno a uno, y necesitaban mi presencia, tal vez porque
no comprendían lo que esos libros decían y necesitaban que les explicase.
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