Pasos previos a una guerra

Todo apunta a que una nueva campaña bélica se acerca.
¿Cómo se ha manejado estratégicamente la justificación de una intervención militar en Siria en estos últimos días?  
El discurso se ha construido siguiendo las mismas pautas de orientación de la opinión publica hacia el apoyo de intervenciones militares previas: se ha construido un escenario de guerra civil y revolución donde el gobierno, según cada caso, reprime los intentos de rebelión por parte de la población, donde muchas veces es difícil corroborar si se trata de una legitima revolución empujada por una mayoría de la sociedad o si presenciamos a grupos armados (financiados desde fuera sin conocerse certeramente de donde sale el dinero) que se oponen al gobierno usando la violencia.
Se reitera, además, el hecho de intervenir militarmente con el apoyo o no de la ONU dejando en evidencia que los esfuerzos de evitar un conflicto internacional mediante las vías legales no será viable. Al mismo tiempo hay un intento de mostrar más de dos partes en el conflicto: Francia, Reino Unido, Turquía, Israel, Estados Unidos, cada cual por su lado (así ocurre con la descripción de la situación de un artículo en el “New York Times”[1]), con disimiles opiniones acerca de la posible intervención, para enmascarar el hecho de que estas misiones bélicas son consensuadas detrás del telón público y benefician a grandes grupos económicos que están detrás de todos estos gobiernos.
Hay un acontecimiento clave que parece indicarnos cuan cerca estamos de una intervención en Damasco, y es que, como esta vez no se ha podido conseguir el respaldo de las Naciones Unidas a un ataque, se han volcado a deslegitimar la actuación de esta organización en el proceso que sería el último paso previo a la agresión militar por representar esta institución el último obstáculo serio que podría afectar a la opinión publica en contra de la guerra. La desestimación que algunos Estados de Occidente han hecho a la credibilidad de la investigación que llevó a cabo un grupo de expertos de la ONU para develar si se habían usado armas químicas contra civiles, por parte del gobierno sirio, categorizándola de “chiste”, es parte de esta estrategia. A esto sumamos las declaraciones de John Kerry[2], el secretario de Estado de los Estados Unidos, de que hay pruebas contundentes de que el gobierno sirio, efectivamente, si empleó armas químicas contra civiles dejando centenares de muertos. Estas declaraciones buscan anticipar los resultados de la investigación por parte del grupo que envió la ONU a Damasco, predisponiendo de esta manera a la opinión pública.
Cabría preguntarse a que pruebas se refiere el señor Kerry, más allá de supuestos testimonios de personas que viven en la zona donde ocurrieron los hechos que dejaron centenares de muertos.
Hay mucho más por analizar en cuanto a las estrategias políticas que se esconden detrás de toda agresión militar, que comienza, como tiempo atrás me decía un profesor, en el plano de los medios de comunicación masiva. Allí, es también, donde podemos prevenirlas, descifrarlas, comprenderlas, y sobre todo, preparar nuestra propia lucha contra la injusticia.

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