Cobertura parcializada


Las manifestaciones y el descontento en un sector de la sociedad venezolana son un hecho. Los medios de comunicación que respeten su trabajo deben cubrir las dos caras que presenta esta ola de protestas y las razones básicas que las han motivado.

El programa “Dossier” que transmite la cadena venezolana “Telesur” en su transmisión del pasado 17 de febrero mostraba[1] la situación en que estaba la avenida donde está situado el canal producto a conductas violentas y “vandálicas” de algunos manifestantes. De esta manera el programa dibuja las manifestaciones como violentas y desestima cualquier posible justa razón que pudiesen tener los manifestantes para salir a las calles. En cambio cuando este mismo “Dossier” cubría las manifestaciones en Santiago de Chile en 2012[2] mientras pasaba imágenes violentas de jóvenes lanzando piedras a la policía, Walter Martínez, el conductor del programa, hablaba de estudiantes que no se cansaban de luchar “por lo que en Venezuela es un derecho”[3]: educación gratuita y de calidad. En unos casos ser violento es punible y en otros es totalmente comprensible. En unos casos la violencia es símbolo de resistencia y lucha justa, en otros es el estigma que convierte en irracional e injusta una lucha.

Este mecanismo es empleado por todos los medios de comunicación que asumen una posición política (declarada o no). Pero no por ello debe dejar pasarse por alto. Respeto sobremanera el trabajo de “Telesur” pero queda claro que las protestas en Venezuela no solo tienen una connotación violenta y antidemocrática. Esos jóvenes tienen también buenas razones para estar allí.



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